LA PRIMERA GUERRA CARLISTA EN LEZUZA (1833-40) J. ÁNGEL MUNERA MARTÍNEZ

LA PRIMERA GUERRA CARLISTA EN LEZUZA (1833-40) J. ÁNGEL MUNERA MARTÍNEZ

LA PRIMERA GUERRA CARLISTA EN LEZUZA (1833-40)
Por J. Ángel Munera Martínez – Mayo 2001

Tras la muerte del Rey Fernando VII en septiembre de 1833 España va a quedar sumida en una sangrienta Guerra Civil, la Primera Guerra Carlista, que va a durar siete años (1833-40). Será la primera de tres guerras que asolarán nuestro país a lo largo del siglo XIX. El enfrentamiento se inicia porque los partidarios de Carlos María Isidro, hermano del Rey, conocidos como «carlistas», no reconocen como reina heredera a Isabel II, hija de Fernando VII.

Lezuza, como la mayor parte de la recién creada provincia de Albacete se va a ver involucrada en esta guerra, en la que las «facciones» o partidas del ejército carlista lograron sembrar el desorden, extorsionar a sus habitantes, incendiar sus poblaciones, … en definitiva, crearon un clima de inseguridad que afectó fundamentalmente a las autoridades y a las clases más pudientes.

En numerosas ocasiones las tropas carlistas discurrieron por los caminos provinciales dada su proximidad a la zona del Maestrazgo (Valencia-Cuenca-Teruel) donde se hicieron fuertes los partidarios de Carlos María Isidro dirigidos por el General Ramón Cabrera. Poblaciones como Casas Ibáñez, Tarazona, La Roda, Villarrobledo, Albacete capital, … sufrieron los saqueos y atrocidades causadas por las partidas carlistas.

A partir de 1836, las autoridades provinciales, Gobernador Civil y comandante General de la Provincia, dictan una serie de medidas para mejorar la defensa de los territorios más afectados. Una de ellas consistía sencillamente en fortificar las poblaciones. Los Ayuntamientos, en unión de los mayores contribuyentes y demás personas notables tenían que acordar los medios para fortificar los pueblos, dejando solo libres los mínimos accesos, estableciendo en éstos «grandes puertas» convenientemente vigiladas por la noche.

Otra recomendación que imparten las autoridades provinciales es que en caso de una ofensiva rebelde, las Autoridades y los mayores contribuyentes se refugiaran en los castillos de Peñas de San Pedro o de Chinhilla, ambos, debido a su emplazamiento habían sido reforzados al efecto.

Prueba de que la población de Lezuza también fue afectada por el acoso de las facciones carlistas, es el extracto de las siguientes actas del Archivo Municipal. La primera de ellas hace referencia a la necesidad de «cerrar y cercar» el pueblo ante los crímenes y robos que se estaban produciendo en la comarca.  En la segunda acta se pone en conocimiento del vecindario que en caso de «invasión o aproximación» de las facciones carlistas, los vecinos más pudientes y los miembros de la Guardia Nacional (soldados) debían refugiarse en el castillo de Peñas de San Pedro.

Acta del mes de noviembre de 1837.

«Los señores que componen el Ayuntamiento Constitucional que suscriben, hallándose en la Sala Capitular dijeron: que estando cometiéndose en algunos pueblos de esta comarca varios destrozos por los que se titulan facciosos de robos y crímenes desde luego con el fin de precaver los que puedan acontecer en esta villa …  acuerdan sus señorías por el bien común se proceda desde el día de mañana a cerrar y cercar este pueblo por las partes que mejor sea y menos costoso haciéndose estos gastos por carga vecinal en esta forma. Cada yunta de mulas, bueyes y borriqueros echarán tierra y piedra un día, cada jornalero trabajará un día para su cuenta, pagándoles los demás que echase. Procédase a hacer un repartimiento de la cantidad para que sea suficiente entre los vecinos que deban contribuir…»

(El Alcalde era Don Mariano Mendieta)

Acta del 31 de agosto de 1838.

«… estando reunidos en las Salas Capitulares los señores del Ayuntamiento Constitucional que suscriben, por el señor Presidente se les hizo presente las órdenes recibidas del Comandante del Batallón M.N. de la Roda, sobre que en caso de invasión o aproximación de la facción a este pueblo  se retiren los Nacionales y demás pudientes a las Peñas, llevándose consigo las armas y los enseres que pudieran ser presa de la facción….»

(El Alcalde era Don Mariano Mendieta)

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