06 Mar LEZUZA, SU PIEDRA ESCRITA Y SAN PABLO. ENRIQUE GARCÍA SOLANA
LEZUZA, SU PIEDRA ESCRITA Y SAN PABLO
Por Enrique García Solana – Marzo de 1978
Lezuza es uno de los pueblos más antiguos de España. No estuvo su primer casco urbano donde lo está hoy. Al parecer éste es el tercer sitio donde ha estado edificado el pueblo, pero las diferencias han sido muy escasas.
En un principio estuvo rodeando al castillo, como ocurría antes por motivos de pura defensa y sentirse amparados.
El primer núcleo de población lo fundó, según parece, Hércules Líbico, legendario rey que reinó en España mil setecientos años antes de nacer Cristo. Por esa razón se le llamaba a nuestro pueblo Libisosa.
Por ser un punto estratégico, también a los romanos les interesó repoblarlo y aunque continuó llamándose igual, cuando visitó esta población el emperador Augusto se le puso el nombre de Forum Augustarum, aunque no prevaleció.
Lezuza fue un importante nudo de comunicaciones. Los romanos fueron unos grandes constructores de caminos que se llamaban calzadas y que fueron lo que les permitió adelantarse en todas las naciones haciendo el gran imperio. Por aquí pasaba la vía 31, según el itinerario de Antonino. Este fue un romano que compuso lo que ahora llamaríamos una guía de carreteras de todo el imperio y les puso números. La Vía treinta y uno iba desde Laminio a Zaragoza. Laminio estuvo situada al Sur del término de Villarrobledo, en la aldea llamada La Pasadilla, concretamente al Noroeste de Lezuza, como dice Tolomeo. Luego se quedó en el Camino Real o Camino Viejo de Lezuza a Munera. En Lezuza cambiaba de dirección para orientarse hacia Albacete, para tocar en donde ahora se llama Paredazos Viejos, que en tiempos del Imperio fue Parietinis.
Hubo otra calzada que partiendo de Lezuza en dirección suroeste pasaba por el término de El Bonillo antes de entrarse en el de El Ballestero y que llevaba a la desaparecida ciudad de Mentesa, a Cástulo y empezaba en Cádiz. Así lo veían los Vasos de Vicarello.
Estos Vasos fueron unas piezas de cerámica que unos peregrinos de Cádiz llevaron a Roma durante el imperio romano. En esos vasos están marcadas todas las ciudades que recorrieron y entre ellas aparece Libisosa.
Lezuza en aquellos tiempos fue un municipio romano muy importante, sobre todo se dice que durante el tiempo que se construyeron las calzadas, porque los obreros acudían a comprar en este pueblo lo que les hacía falta de comer y demás, porque como era mercado franco, se encontraban allí más baratas las cosas.
En aquellos tiempos tuvo también muchos hombres importantes Lezuza. La lista se haría muy larga, pero merecen contarse entre otros, Cayo Libio, Santa Maximina y Ponciano Quinto, que fue hecho «quirite» (ciudadano romano) por el emperador Adriano y condecorado con todos los honores hasta hacerle una estatua en Tarragona.
Los antepasados pensaron e hicieron muchas cosas importantes, de las cuales nos han llegado algunos testimonios como puede ser esa piedra con inscripción en latín y abreviaturas, que se halla colocada en una esquina de lo que fue Tercia de Granos, lugar donde antes se almacenaban los diezmos y primicias que se le daban a la Iglesia.
La tradición de esta inscripción, viene a decir lo siguiente: «La colonia de los libisosanos al emperador César, Marco Aurelio Antonino, Augusto Armeniaco, hijo del divino Antonino, Nieto del divino Adriano, biznieto de1 divino Trajano e1 Parto, tataranieto de1 divino Nerva, Pontífice Máximo, en su vigésima potestad tribunicia, en su segunda dignidad imperial, en su tercera potestad consular».
Conviene anotar que los títulos de Armeniaco y Parto que llevan respectivamente Marco Aurelio y Trajano, son alusivos a sus victorias sobre los armenios y partos o persas. Que el título de Pontífice Máximo lo llevan todos los emperadores. Que la Potestad tribunicia, se renovaba una vez al año y éste es el dato que nos permite fechar exactamente la inscripción como Marco Aurelio reinó del 161 al 180, su vigésimo año es precisamente el ciento ochenta, o sea, el último de su reinado.
En cuanto a los títulos de imperator y cónsul, los emperadores recibieron varias veces en su reinado, aunque no en fechas fijas. Como se ve esta inscripción se refiere al homenaje que los habitantes de Libisosa tributaron al mencionado emperador Marco Aurelio cuando llevaba veinte años de consejero.
Sin embargo, las gentes sencillas han afirmado durante mucho tiempo que la inscripción quería recordar que sobre ella predicó el Apóstol San Pablo. Realmente esto no puede ser, ni siquiera lo que se ha pretendido de que después del homenaje predicara sobre ella, porque la visita del Apóstol fue en el año sesenta y cuatro y el homenaje mucho después.
Ahora bien, debió haber una piedra sobre la que predicara el santo apóstol, porque según ha descubierto recientemente don Angel Chillerón, vuestro párroco, en el libro que se conserva en la parroquia sobre la ermita de Luciana, al folio 78, aparece una relación en el sentido de que en el año 1723 se le informó al señor visitador de Alcaraz, en el sentido de que dentro de la citada ermita, según se entra a la derecha y cogida al suelo, había una piedra sobre que la que según la tradición predicó San Pablo.
Hoy nada se sabe de esa piedra y ni siquiera del lugar exacto donde estuvo la ermita, aunque parece que cerca de1 castillo. Si se supiera se podría intentar buscar la piedra reliquia.
Aquí siempre ha habido una creencia muy fuerte en el sentido de que San Pablo estuvo en Lezuza. De generación en generación se ha transmitido la noticia y hasta han quedado algunos documentos. Por ejemplo, en el Libro de Cuentas de Fabrica de la Parroquia, también ha descubierto vuestro párroco, la copia de un Voto de Villa que el Ayuntamiento formuló el día 25 de enero de 1633. En aquella ocasión, el Consejo se comprometió a organizar anualmente una romería a la ermita de la Virgen de Luciana donde estaba la piedra antes citada, ermita distante, según se dice, como a seiscientos pasos del pueblo. Allí se rezaron unas preces en recuerdo de la visita del Apóstol. La romería se haría cada año el día veinticinco de enero por recordarse en ella la fiesta de la Conversión de San Pablo.
Según Blanca López Torres Ruiz, en un trabajo que publicó no hace mucho en LA VOZ DE ALBACETE, la ermita de Santa María Luciana fue en principio un templo pagano dedicado a la diosa Lucina, patrona de las mujeres que estaban de parto. Con el cristianismo se transformó en templo cristiano bajo la advocación de la Santa María Luciana o Santa María de Luz Ana, viniendo a ser el templo la primera parroquia de nuestro pueblo de Lezuza. Ella afirma que se iba en procesión tres veces al año, el día de la Purísima, ocho de diciembre; la conversión de San Pablo, 25 de enero y el día de San Ibo, que es el diecinueve de mayo. No sabemos cuándo desapareció esta ermita, pero en 1785 y en 1798 se vendieron algunos bienes de los que poseía como casas y tierras para hacer reparaciones en ella.
Durante la dominación árabe, este pueblo se llamó Luzón. En la aldea de La Yunquera, en su ermita y en uno de sus cuadros se lee la inscripción siguiente: “Libisosa Luzón fui yo, Roma me engrandeció, segunda colonia romana fui yo, Felipe II el Prudente en sí y sobre sí me dirimió. Año de 1556.” Este pueblo fue reconquistado a los árabes el año 1213 por el monarca Alfonso VIII, el de Las Navas de Tolosa, y todo vino tras la reconquista de Alcaraz, donde durante muchos años, hasta la concesión del título de Villa, perteneció Lezuza en calidad de aldea.
Muchas cosas podrían decirse alrededor de la historia siempre sugestiva de este pueblo, pero no alargar excesivamente esta narración la interrumpimos aquí, con la esperanza de que los que se interesen por más detalles, podrán encontrarlos en un libro próximo a aparecer que contendrá la historia y costumbres de los diez pueblos que componen el extremo Noroeste de la provincia de Albacete y que ha sido escrito por el autor de esta síntesis.
Munera, Marzo de 1978.
E. GARCÍA
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