ORDENANZAS Y BULA VERA CRUZ 1598

ORDENANZAS Y BULA VERA CRUZ 1598

BULA PAPAL DE CLEMENTE VIII – AÑO 1598
Por J. Ángel Munera Martínez – Mayo de 2013

Entre los siglos XVI y XVIII existieron en Lezuza un buen número de cofradías religiosas, entre las que se encontraban la Cofradía de la Virgen Luciana, Cofradía del Santísimo Sacramento, Cofradía de Ánimas, Cofradía del Rosario y Cofradía de la Vera Cruz (1). De todas ellas, la que más pujanza tuvo sin lugar a dudas, fue la de la Vera Cruz, cofradía que se transforma en el siglo XIX en la actual Hermandad de Mayordomos de la Virgen de la Cruz.

En el Archivo Diocesano de Albacete se encuentran actualmente los libros del Archivo Parroquial de Lezuza (2), y en el Libro Primero de la Cofradía de la Vera Cruz aparecen las ordenanzas de la citada cofradía y una Bula Papal concedida por Clemente VIII a los cofrades de la Vera Cruz (3).

La Cofradía ya funcionaba a mediados del siglo XVI, época en la que se concluyen las obras de la nave principal de la iglesia, y se regía por unas ordenanzas escritas, pero estas debieron perderse, “se ha venido a perder y no parece”, “muchos cofrades se acuerdan de aver visto el original”, y por ello los hermanos cofrades reunidos “unánimes y conformes por si y en nombre de todo el cavildo” convienen en redactar unas nuevas ordenanzas según usos y costumbres de la cofradía.

El Cabildo (o Junta General) se reúne el 4 de enero de 1598, siendo cura propio de Lezuza el doctor Gerónimo Ortiz; Francisco Ruiz, Alférez Mayor de la villa; los regidores Francisco Sánchez Manuel y Diego Díaz Manuel; y entre los numerosos cofrades que se cita en el documento destaco a Joachim Aragon, Juan López Peñarrubia, Bartolomé Cucharro, Juan Sánchez de las Pontecillas, Juan Núñez del Bonillo, Bartolomé de Bódalo Morcillo, etc; siendo Juan García, el escribano “del Rey” y de la cofradía.

El Cabildo “dio todo su poder cumplido quam bastante en derecho” al doctor Pedro Álvarez, cura de la iglesia de la Magdalena de Toledo (4) para que hiciera todas las gestiones precisas y lograra la aprobación de las citadas ordenanzas de la cofradía.

El escribano Luis Pantoja “en nombre de los mayordomos y cofrades de la cofradía de la Santa Cruz de la villa de Leçuça” se dirige a Su Alteza el Cardenal Primado y Arzobispo de Toledo, Alberto de Austria (5), para que “apruebe y confirme” las ordenanzas redactadas. El Cardenal Alberto era hijo de Maximiliano II de Habsburgo y de la infanta María de Austria, y por lo tanto sobrino de Felipe II, de aquí que el documento cite los títulos del Cardenal como “canciller mayor de Castilla, archiduque de Austria, Duque de Borgoña, conde de Aspurg y Tirol, …”

El Consejo del Arzobispado aprueba las ordenanzas el 7 de febrero de 1598, y firman la aprobación los doctores de la iglesia Tomás de Borja, Gabriel Suárez de Toledo, Tello Maldonado, Dionisio de Malgora y el escribano que redacta el oficio, Juan Delgado.

De estas ordenanzas y de los documentos de aprobación del Consejo del Arzobispado, el Cabildo de la cofradía manda hacer una copia a Juan Martínez del Bonillo, escribano y licenciado del Comisario General de la Santa Cruzada, que la hace el 5 de marzo de 1638, siendo mayordomo mayor D. Juan Pardo el Viejo. (Esta copia es la que se conserva en el archivo diocesano de Albacete).

En total aparecen 37 ordenanzas que debían cumplir los cofrades o hermanos de “la cofradia de la Santa Bera Cruz”. Sería muy extenso relatar el contenido de cada una de ellas, eso merecería sin duda una publicación aparte, valgan algunas breves referencias para hacernos una idea de la orientación y fines de la cofradía.

El total de cofrades formaba el Cabildo, y dentro de éste había una Junta Directiva –diríamos hoy- formada por “los oficiales”, al frente de ellos estaba “el prioste”, hoy sería el presidente; un escribano; seis “mayordomos” o “cofrades de los más antiguos” elegidos por un año “el día de la cruz de mayo”; y “el portero”, que se encargaba de “llamar y combidar” al resto de los cofrades para la asistencia a las procesiones , entierros y reuniones del cabildo.

Para entrar a formar parte de la cofradía, el interesado debía demostrar que era una buena persona y no sería admitido “si el tal hermano tubiere enemistad con algun cofrade”, y solo en el caso de que se “aya reconciliado y echo amigo de el” pasaría a pertenecer al cabildo, “y lo sienten en el libro por cofrade y de entrada pague para la cera y gastos del cavildo seis reales”.

Entre las obligaciones que tenían los cofrades resalta la asistencia a las procesiones de Semana Santa y del Corpus Christi, “bayan todos los cofrades con sus belas en las manos ardiendo delante del crucifijo … y el cofrade que estubiere en la villa y no viniere a la procesion pague medio real de pena para la cera del cavildo” (6). En la ordenanza nº 3 dice que los cofrades “el dia de la cruz de mayo” irán a la procesión “con sus belas encendidas en orden y descalzos, … reçando y no parlando, … y llegada la procesion a la ermita de la Santa Cruz se diga una misa cantada”(7).

Los mayordomos elegidos por un año tenían “el cargo de llevar el christo y pendon en la procesion de Jueves Santo … y llebar las dichas ynsinias” (insignias). Esta obligación después se trasladaría a llevar las insignias en las procesiones de las Fiestas de Mayo. (Los mayordomos más veteranos aún recordarán que se celebraba un sorteo para llevar las banderas, la rodela, el estandarte y las alabardas o “pinchos”).

Otra de las preocupaciones constantes a lo largo de las ordenanzas es el enterramiento de los cofrades. El “portero” estaba obligado a invitar a todos los mayordomos al entierro “y llevar las andas o hacerlas llevar a la casa del difunto”, y si el cofrade no asistía “no tiniendo ympedimento pague medio real para la cera y gastos del cavildo”. Al cofrade se le enterraba con “las ceras y paño del cavildo”.

En Lezuza, en esta época, finales del siglo XVI, había “un hospital de pobres”. Éste estaba situado en la actual Calle del Hospital, junto a la casa de Jesús Pachacho y de María, (hasta hace pocos años se podían ver restos de uno de sus muros en la fachada, hoy ya desaparecidos). Una de las obligaciones del prioste y de los mayordomos era “el especial cuidado de visitar el hospital de esta villa” y de recoger limosna para los pobres y enfermos que hubiera en él.

La segunda parte del documento es una copia de una “Bula plomada dada en Roma año de 1597 a primero de diciembre” otorgada por el Papa Clemente VIII (9)“a los cofrades de la Santa Beracruz”, y firmada por el Licenciado Juan de Zúñiga. Dicha copia la hace el escribano, Juan Martínez del Bonillo, el 28 de marzo de 1638 y la saca “de una tabla que está en la yglesia parroquial de esta villa de Leçuça a pedimento del cavildo y cofrades”.

Lo primero, hay que resaltar la importancia e influencia de la cofradía en el Arzobispado de Toledo y en el propio Vaticano, para que el Papa les destacase concediéndoles una serie de indulgencias a través de la bula. En ella, los hermanos cofrades de la Vera Cruz obtienen el privilegio de “que confesados y comulgados digeren el nombre de Jesus en el articulo de la muerte, si no pudieren con la boca con el corazón, yndulgencia plenaria y remision de todos sus pecados”.

Esta bula papal concedida a la cofradía en 1597 puede ser la razón por la que en la iglesia de Lezuza aparece por dos veces el escudo del Vaticano, cosa poco frecuente en las iglesias de España. Se puede ver adosado en la fachada del pórtico norte, y también se muestra debajo de la balconada del órgano.

Que este artículo sirva para resaltar la importancia que la Cofradía de la Vera Cruz tuvo en la historia de Lezuza en la Edad Moderna, y que la heredera actual, la Hermandad de Mayordomos de la Virgen de la Cruz, sea merecedora de tan importante bagaje religioso, social y cultural.

  1. Archivo Histórico Diocesano de Albacete.
  2. Los libros del Archivo Parroquial fueron depositados en el Archivo Diocesano para su conservación siendo cura de Lezuza D. Ángel Chillerón (1970-87)
  3. A este documento original (en total 15 páginas), he llegado a raíz de una mención que hace D. José Miguel Vecina López, cura de Lezuza en un programa de las Fiestas de Mayo del año 1961.
  4. La iglesia de la Magdalena está entre Zocodover y el Alcázar en Toledo.
  5. Alberto, archiduque de Austria. Cardenal y Arzobispo de Toledo entre 1595 y 1598. Dejó el cargo de Arzobispo y se casó con su prima hermana Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II, y éste lo nombró gobernador soberano de Flandes (1598-1621).
  6. Las multas que pagaban los cofrades por el incumplimiento de cualquiera de las ordenanzas podían ser en metálico (reales, maravedíes o escudos), pero generalmente eran en cera para las procesiones y entierros.
  7. La ermita a finales del siglo XVI estaba destinada a dar culto a la Santa Cruz. En ningún momento el documento hace referencia a la Virgen de la Cruz, imagen de la primera mitad del siglo XVII. Según Blanca López Torres “en 1596 llegó a la ermita el Visitador de Toledo, ordenando entonces que se hiciese una nueva imagen con limosnas, porque la vieja era “indecente” (se encontraba en mal estado). Posiblemente la imagen encargada fuera la actual Virgen de la Cruz.
  8. Hospital de pobres de Lezuza. Según el cura de Lezuza José Miguel Vecina López (1961), el Hospital “era de creación de la cofradía de la Vera Cruz”. Según el cura Manuel González Alcázar (1968), el Hospital “era de la parroquia”.
  9. Clemente VIII. Papa nacido en Florencia. Su pontificado se extendió desde 1592 a 1605.

2ª página de las Ordenanzas de la Cofradía. Aparece el nombre del Cardenal y Arzobispo de Toledo, el archiduque Alberto de Austria.
Escudo del Vaticano. Aparece en la parte inferior de la balconada del órgano.
Síguenos y dale a Me Gusta:
Tweet 20
fb-share-icon20
No Comments

Sorry, the comment form is closed at this time.